martes, 26 de noviembre de 2013

El Temor de un Hombre Sabio


Patrick Rothfuss / Plaza y Janés

“El hombre había desaparecido. El mito no. Músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago, trotamundos, héroe y asesino, Kvothe había borrado su rastro. Y ni siquiera ahora que le han encontrado, ni siquiera ahora que las tinieblas invaden los rincones del mundo, está dispuesto a regresar. Pero su historia prosigue, la aventura continúa, y Kvothe seguirá contándola para revelar la verdad tras la leyenda”.

¿Quién es Kvothe? ¿Qué secretos oculta? ¿Por qué es tan interesante?

Muchas cosas han cambiado desde que el protagonista de esta genial trilogía ideada por Patrick Rothfuss perdiera a sus padres, mucho ha llovido desde su vagabundeo por la ciudad de Tarbean y sus días como ladrón, incluso desde que entrase a la Universidad. Pero no lo esencial. Kvothe sigue enamorado de Denna, la mujer de sus sueños e ideal por excelencia de los sueños platónicos, o casi. Sigue aprendiendo artes arcanas en la Universidad y sigue rodeado de amigos. Ambrose Anso, Asno para los amigos, sigue dándole más de un quebradero de cabeza, en un tiki taka de tintes cómicos que parece no tener fin. Y sobre todo, Kvothe está aprendiendo el nombre del viento, conocimiento que le permite controlar este fenómeno y fluir con él.

También hay novedades. En la segunda entrega de las Crónicas del Asesino de Reyes, descubriremos algunos secretos históricos de los Chandrian e indagaremos en el origen de los monjes guerreros conocidos como Amyr. Incluso conoceremos a Felurian, personaje fantástico, mitológico y peligroso que combina lo peor de una tempestad en mitad del océano con las mejores dotes para los juegos de alcoba. Y es que es poderosa, y vuelve locos a quienes la conocen, pero también posee un atractivo innegable y la capacidad de someter los sentidos humanos, o de excitarlos hasta límites insospechados. Además, veremos a los guerreros Adem, guiados por el lethani, un código de conducta que precisa altas dosis de ejercicio físico, disciplina, reflexión y autocontrol. Porque como se cuenta en el libro, El lethani no es el camino en sí, es lo que te indica el camino a seguir.
Ahora encargado de una posada y habiendo cambiado su nombre por Kote, Kvothe seguirá contando su historia a Cronista, el interesante escritor del que se intuye algo más, quizá un pasado heroico, y a Bast, su inseparable amigo de naturaleza fantástica. Fantástica porque Bast, al igual que Felurian pero en otra medida, es un ser Fata, morador de otros mundos y planos de existencia con sus propios ideales de conducta, costumbres secretas y particular visión del mundo.

El Temor de un Hombre Sabio tiene 1196 páginas, pero no le sobra ninguna. Es comedido, divertido, amable con el lector, interesante, misterioso, mágico y poético, todo a partes iguales. Como si fuera una receta de cocina perfecta, incluye los mejores ingredientes necesarios para crear una buena novela, y además los adereza con las mejores salsas; amor, historia, música, mitología, creencias, miedos, pasiones y alguna fugaz pelea.
El mérito de Patrick Rothfuss parte de una premisa clave para todo escritor, la sensación de extrañeza. Sin extrañeza por lo que se lee no hay interés, y sin interés, solo queda el vacío de los libros abandonados. Su mundo, al que por cierto no ha puesto nombre, de momento se refiere a él como The Four Corners (“Los Cuatro Rincones”) presenta una increíble riqueza de personajes, a través de los cuales se exploran todo tipo de emociones y sensaciones. Lo mismo disfrutas de unas cuantas bromas bien ubicadas que te sientes abrumado por las circunstancias del protagonista. También sientes las preocupaciones del protagonista, sus amores, sus miedos y sus anhelos, o experimentas sus triunfos. Y aquí llegamos al segundo punto clave para todo escritor, tan importante o más que el anterior; la emotividad. La emotividad conecta al escritor con el lector y al lector con los mundos y personajes descritos. Es la pértiga con la que se superan las fronteras entre realidad y ficción y se llega a la esencia de las historias.

Gran parte del mérito de la obra de Patrick Rothfuss se debe a su capacidad para romper esquemas y crear un universo mágico a la vez que creíble e interesante. Cuando uno ha leído cierta cantidad de libros, suele ocurrir que aparezcan el tedio o la comodidad, que te acostumbres a los mundos descritos, a las historias contadas y a los personajes sobre los que lees. Es en esos casos cuando normalmente nos aburrimos y dejamos el libro, cuando cambiamos de género literario, o decidimos que nuestro tiempo como lectores de cierto autor ya ha pasado. Con Patrick sucede lo contrario. Crea un mundo fantástico, con una universidad en la que se aprende magia, solo que con otros nombres y bajo una apariencia científica, el protagonista es joven y va desarrollando su personalidad y habilidades a lo largo de la historia, hay guerreros y dragones, al menos uno, y nobles, al igual que personajes menos brillantes pero más peligrosos. Pero a pesar de ello mantiene la sorpresa. Kvothe tiene muchas de las incertidumbres que caracterizan al común de los mortales, sueña con un amor a simple vista imposible, lucha por mejorar su calidad de vida, y tiene vínculos fuertes que lo unen a sus amigos. Tiene profundidad, es un personaje al que en escritura llamamos redondo, con dimensión, completo. Si nos dijeran que es una persona real, casi podríamos creerlo porque, vale, hace algo que bien podríamos llamar magia y es, a su modo, un poco rarito, pero se parece a nosotros. De hecho, es un gran músico, lo que nos lleva a otro truco para escritores. Si quieres que tu protagonista tenga profundidad y sea interesante, haz que tenga pasiones, un anillo, una espada, una varita, algo, que haga su experiencia vital más llevadera. En este caso, un laúd.

Llegados a este punto, solo queda decir que El Temor de un Hombre Sabio reúne lo mejor de la fantasía pero sin exagerar las características del género. A su propio y único modo, es un libro fantástico, bello y poético en gran medida. Hay libros que te dejan impactado, triste, pensativo, eufórico, con ganas de cambiar el mundo o asustan. Este es un canto a las palabras y a la vida. Anima a experimentar, viajar, amar y aprender, a luchar por lo que queremos y confiar en la belleza del mundo en el que vivimos o, ¿por qué no? de nuestro mundo interno.