Patrick Rothfuss / Plaza y Janés
“El hombre
había desaparecido. El mito no. Músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago,
trotamundos, héroe y asesino, Kvothe había borrado su rastro. Y ni siquiera
ahora que le han encontrado, ni siquiera ahora que las tinieblas invaden los
rincones del mundo, está dispuesto a regresar. Pero su historia prosigue, la
aventura continúa, y Kvothe seguirá contándola para revelar la verdad tras la
leyenda”.
¿Quién es
Kvothe? ¿Qué secretos oculta? ¿Por qué es tan interesante?
Muchas
cosas han cambiado desde que el protagonista de esta genial trilogía ideada por
Patrick Rothfuss perdiera a sus padres, mucho ha llovido desde su vagabundeo
por la ciudad de Tarbean y sus días como ladrón, incluso desde que entrase a la
Universidad. Pero no lo esencial. Kvothe sigue enamorado de Denna, la mujer de
sus sueños e ideal por excelencia de los sueños platónicos, o casi. Sigue
aprendiendo artes arcanas en la Universidad y sigue rodeado de amigos. Ambrose
Anso, Asno para los amigos, sigue dándole más de un quebradero de cabeza, en un
tiki taka de tintes cómicos que parece no tener fin. Y sobre todo, Kvothe está
aprendiendo el nombre del viento, conocimiento que le permite controlar este
fenómeno y fluir con él.
También hay
novedades. En la segunda entrega de las Crónicas del Asesino de Reyes,
descubriremos algunos secretos históricos de los Chandrian e indagaremos en el
origen de los monjes guerreros conocidos como Amyr. Incluso conoceremos a
Felurian, personaje fantástico, mitológico y peligroso que combina lo peor de
una tempestad en mitad del océano con las mejores dotes para los juegos de
alcoba. Y es que es poderosa, y vuelve locos a quienes la conocen, pero también
posee un atractivo innegable y la capacidad de someter los sentidos humanos, o
de excitarlos hasta límites insospechados. Además, veremos a los guerreros
Adem, guiados por el lethani, un código de conducta que precisa altas dosis de
ejercicio físico, disciplina, reflexión y autocontrol. Porque como se cuenta en
el libro, El lethani no es el camino en sí, es lo que te indica el camino a
seguir.
Ahora
encargado de una posada y habiendo cambiado su nombre por Kote, Kvothe seguirá
contando su historia a Cronista, el interesante escritor del que se intuye algo
más, quizá un pasado heroico, y a Bast, su inseparable amigo de naturaleza
fantástica. Fantástica porque Bast, al igual que Felurian pero en otra medida,
es un ser Fata, morador de otros mundos y planos de existencia con sus propios
ideales de conducta, costumbres secretas y particular visión del mundo.
El Temor de
un Hombre Sabio tiene 1196 páginas, pero no le sobra ninguna. Es comedido,
divertido, amable con el lector, interesante, misterioso, mágico y poético,
todo a partes iguales. Como si fuera una receta de cocina perfecta, incluye los
mejores ingredientes necesarios para crear una buena novela, y además los
adereza con las mejores salsas; amor, historia, música, mitología, creencias,
miedos, pasiones y alguna fugaz pelea.
El mérito
de Patrick Rothfuss parte de una premisa clave para todo escritor, la sensación
de extrañeza. Sin extrañeza por lo que se lee no hay interés, y sin interés,
solo queda el vacío de los libros abandonados. Su mundo, al que por cierto no
ha puesto nombre, de momento se refiere a él como The Four Corners (“Los Cuatro
Rincones”) presenta una increíble riqueza de personajes, a través de los cuales
se exploran todo tipo de emociones y sensaciones. Lo mismo disfrutas de unas
cuantas bromas bien ubicadas que te sientes abrumado por las circunstancias del
protagonista. También sientes las preocupaciones del protagonista, sus amores,
sus miedos y sus anhelos, o experimentas sus triunfos. Y aquí llegamos al
segundo punto clave para todo escritor, tan importante o más que el anterior;
la emotividad. La emotividad conecta al escritor con el lector y al lector con
los mundos y personajes descritos. Es la pértiga con la que se superan las
fronteras entre realidad y ficción y se llega a la esencia de las historias.
Gran parte
del mérito de la obra de Patrick Rothfuss se debe a su capacidad para romper
esquemas y crear un universo mágico a la vez que creíble e interesante. Cuando
uno ha leído cierta cantidad de libros, suele ocurrir que aparezcan el tedio o
la comodidad, que te acostumbres a los mundos descritos, a las historias
contadas y a los personajes sobre los que lees. Es en esos casos cuando
normalmente nos aburrimos y dejamos el libro, cuando cambiamos de género
literario, o decidimos que nuestro tiempo como lectores de cierto autor ya ha
pasado. Con Patrick sucede lo contrario. Crea un mundo fantástico, con una
universidad en la que se aprende magia, solo que con otros nombres y bajo una
apariencia científica, el protagonista es joven y va desarrollando su
personalidad y habilidades a lo largo de la historia, hay guerreros y dragones,
al menos uno, y nobles, al igual que personajes menos brillantes pero más
peligrosos. Pero a pesar de ello mantiene la sorpresa. Kvothe tiene muchas de
las incertidumbres que caracterizan al común de los mortales, sueña con un amor
a simple vista imposible, lucha por mejorar su calidad de vida, y tiene
vínculos fuertes que lo unen a sus amigos. Tiene profundidad, es un personaje
al que en escritura llamamos redondo, con dimensión, completo. Si nos dijeran
que es una persona real, casi podríamos creerlo porque, vale, hace algo que
bien podríamos llamar magia y es, a su modo, un poco rarito, pero se parece a
nosotros. De hecho, es un gran músico, lo que nos lleva a otro truco para
escritores. Si quieres que tu protagonista tenga profundidad y sea interesante,
haz que tenga pasiones, un anillo, una espada, una varita, algo, que haga su experiencia
vital más llevadera. En este caso, un laúd.
Llegados a
este punto, solo queda decir que El Temor de un Hombre Sabio reúne lo mejor de
la fantasía pero sin exagerar las características del género. A su propio y
único modo, es un libro fantástico, bello y poético en gran medida. Hay libros
que te dejan impactado, triste, pensativo, eufórico, con ganas de cambiar el
mundo o asustan. Este es un canto a las palabras y a la vida. Anima a experimentar,
viajar, amar y aprender, a luchar por lo que queremos y confiar en la belleza
del mundo en el que vivimos o, ¿por qué no? de nuestro mundo interno.